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Enfermero guatireño muere en guerra de Ucrania y Rusia

En memoria de Jorge Martínez Duncan: Un enfermero y farmacéutico, un aventurero, un héroe sin igual.

Por Luis Lugo Marcano (Un guatireño desde Suiza)

Jorge Duncan fue mucho más que un hombre; fue un alma inquieta, un espíritu libre que vivió y murió conforme a sus propios términos, dejando una huella imborrable en todos los que tuvieron la fortuna de cruzarse en su camino.

Nacido en Colombia y criado en la Urbanización La Rosa, en Guatire, Venezuela, Jorge forjó desde joven un carácter altruista, generoso y profundamente noble. Su inteligencia brillante y su sed de aventuras lo convirtieron en un ser único, alguien que no se conformaba con lo ordinario y que siempre buscaba hacer una diferencia en el mundo.

Como enfermero, Jorge llevó su vocación más allá de lo imaginable. Cuando el conflicto en Ucrania estalló, no dudó en dejar la seguridad de su hogar para prestar servicios sanitarios en el frente de batalla.

En un acto de valentía y compromiso, se enfrentó al caos de la guerra para salvar vidas, atendiendo a desconocidos con la misma dedicación que habría ofrecido a jóvenes en situación vulnerable y sin hogar ó con adicciones, además de sus seres más queridos.

Su presencia en Ucrania no fue solo un acto de solidaridad, sino un reflejo de su esencia: un hombre que vivía intensamente, que abrazaba cada desafío con pasión y que nunca dió la espalda a quienes lo necesitaban.

Jorge fue un loco maravilloso, alguien que vivió como quiso y murió como quiso, fiel a sus ideales y a su corazón generoso.

En los campos de batalla, donde la esperanza a menudo se desvanece, él fue un faro de humanidad, cuidando a los heridos, consolando a los desesperados y enfrentándose al peligro con una valentía que solo los verdaderos héroes poseen.

No luchó por gloria ni reconocimiento, sino por la convicción de que cada vida que salvaba valía cualquier sacrificio.

Su legado trasciende las fronteras de Guatire y Ucrania, allá le llamaban “El Abuelo de Hierro”.

Jorge Martínez Duncan nos enseñó que la nobleza y el coraje no tienen límites, que un alma inquieta puede cambiar el mundo con actos de amor y entrega.

Como amigo suyo, me siento profundamente orgulloso y honrado.

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